De Buenos Aires a Isla Grande, Rio de Janeiro.
La Isla donde vivo queda en Brasil en el estado de Río de Janeiro y pertenece al municipio de Angra dos Reis.
La Isla está compuesta por varias comunidades pequeñas y yo vivo en una de ellas. Una de las preguntas más frecuentes, que me hacen tanto en las redes sociales, como personalmente es:
- ¿Cómo fue que decidimos venirnos a vivir a una isla?
- ¿Cómo fue que elegimos esta Isla?
Te voy a contar un poco sobre eso y también te voy a contar algunas particularidades de vivir en Isla Grande.
Hace más de 10 años vivíamos en Buenos Aires, yo soy Argentina, nací en Buenos Aires, y vivía allí con mi marido y con Benicio, nuestro hijo. Recuerdo, que una amiga nos había invitado a pasar unos días a su casa, esta amiga había dejado todo en la ciudad, trabajo, departamento, amigos, familia … dejó todo para irse a vivir a las montañas, en la Puna catamarqueña, en Argentina.
Así que ese verano decidimos aceptar su invitación y fuimos a visitarla. Cuando llegamos al lugar, nos dimos cuenta que la vida de ella había cambiado muchísimo, estaba súper feliz y muy conectada con la naturaleza. Tenía una vida mucho más tranquila.
Y la verdad es que la vida de mi amiga Victoria, aprovecho para mandarle un gran abrazo, el cambio que ella hizo en su vida, nos inspiró a pensar en un cambio.
Llegamos de ese viaje maravillados y con ganas de cambiar, nos miramos un día con mi marido y dijimos tenemos que hacer un cambio.
Comenzamos a pensar en hacer un cambio, hacia un lugar en el cual estuviéramos en contacto directo con la naturaleza, pensamos en un lugar que estuviera con mucho verde.¿Por qué no?, también que estuviera cerca del mar. Pensamos en un lugar que fuera tranquilo, que fuera seguro, queríamos que Benicio creciera en un lugar tranquilo, en un lugar en contacto directo con la naturaleza.
Comenzamos a buscar por internet lugares lindos con naturaleza y pensamos en Brasil. Brasil surgió porque era un país que mi marido conocía, había viajado en muchas oportunidades, sabía hablar un poco de portugués y me dijo – ¡Brasil te va a encantar!
Yo no conocía Brasil, pero confíe en él y comenzamos a buscar lugares de playa, lindos, con naturaleza, que hay muchísimos, muchísimos en Brasil y elegimos tres lugares, uno en el sur de Brasil, el segundo lugar Isla Grande y el tercer lugar más al norte.
Como nuestro hijo era muy pequeño, decidimos que mi marido viajaría solo para conocer esos tres lugares, para ver ¿cómo era el tema de encontrar casa?, ¿cómo eran las posibilidades laborales? Y para ver cómo eran esos lugares personalmente.
No es lo mismo que verlos por internet, así que viajó, fue al primer lugar, después llegó a Isla Grande, que era el segundo lugar y recuerdo que él me contó que cuando llegó a Isla Grande inmediatamente pensó: -¡este es el lugar para que vengamos a vivir los tres! Así que no fue al tercer lugar y, tiempo después viajamos los tres: Benicio, mi marido y yo.
Viajamos a la isla para pasar año nuevo, para que yo pudiera conocer el lugar personalmente, para que lo viera, para que conociera Brasil.
Cuando llegué, ¡me encantó! Recuerdo el viaje en barco, que hice desde la ciudad de Angra dos Reis hasta la isla, fue maravilloso, todavía después de tantos años de viajar en barco desde la ciudad de Angra hasta la isla, el viaje sigue siendo maravilloso.
Es muy lindo viajar en barco, por el mar, cuando llegas a la isla, sentís el olor verde, el olor a naturaleza, es hermoso. Podés viajar con los ojos cerrados, y sabes exactamente el momento en que vas a llegar a la isla, porque sentís el olor a los árboles, el olor a lo verde es increíble.
Así que llegamos a una de las comunidades de la isla y buscamos una casa, que se vendiera o para alquilar y no encontramos nada, viajamos a otra comunidad, teníamos reservado una pousada, y cuando llegamos, bajamos del barco al muelle y lo primero que encontramos antes de entrar a la posada, es un cartel que dice –se vende casa, no podíamos creer que nos recibiera un cartel como ese, ¡se vendía una casa!
Con el tiempo, nos enteramos, que es muy difícil comprar una casa, es muy difícil encontrar una casa en venta en la isla.
Así que en esa oportunidad evidentemente, tenía que ser para nosotros, ¡tuvimos suerte! Encontramos ese cartel y fuimos a ver la casa, la casa estaba a 100 escalones de la playa y tuvimos que subir 100 escalones, porque está arriba de un morro, en una montaña, con una vista increíble.
Cuando llegamos a la casa que estaba en venta, la casa era muy rústica, muy sencilla, había que hacer un montón de reformas, pero tenía una vista increíble, una vista maravillosa, desde todos los ángulos. Así que inmediatamente, dijimos -sí, queremos comprarla, porque lo mejor de todo era que el precio, era accesible para nosotros, podíamos comprar esa casa, en la ciudad donde vivíamos, con ese dinero, no podíamos comprar ni un terreno en las afueras de la ciudad y acá pudimos comprar esa casa, que es nuestra casa hasta el día de hoy, y tenemos esa vista maravillosa de la Bahía, donde vivimos.
Decidimos comprar la casa, la compramos y al principio, los dos primeros años la usábamos solo de vacaciones, un mes en verano y un mes en invierno, para probar cómo nos sentíamos, para ver cómo era vivir en la isla, la gente, la vida cotidiana, así que bueno vinimos en esas dos oportunidades, nos gustó, nos sentimos muy cómodos.
Y decidimos dejar todo en Buenos Aires, dejar nuestro departamento, dejar nuestros trabajos, dejar nuestros amigos, dejar nuestras familias, dejamos todo… trajimos solo lo que podía entrar en un viaje de avión, y vinimos muy entusiasmados, muy contentos con muchas expectativas, porque realmente era un cambio enorme en nuestras vidas y todavía no puedo creer en el lugar donde vivo, ¡es realmente maravilloso!
Concretamos el sueño de hacer ese cambio, Benicio creció en contacto directo con la naturaleza, con el mar.
Y, ¿cuáles son las particularidades de vivir en Isla Grande?:
Una de las cosas que más nos llamó la atención cuando nos vinimos a vivir, incluso la primera vez que llegué a la isla lo que más me llamó la atención, fue que no hubiera ningún tipo de transporte, no hay automóviles, no hay motocicletas, las personas todo lo que hacen, lo hacen caminando, hay que caminar y en este pueblo donde vivo, la mayoría de las casas están en los morros, entonces hay que subir y bajar escaleras todo el tiempo.
Yo vivo a 100 escalones de la playa, así que para ir a la playa tengo que bajar 100 escalones, y cuando vuelvo subo los 100 escalones, otra cosa que me llamó mucho la atención, fue que los pueblos de la Isla, no están conectados, no hay ningún barco, que te lleve de un pueblo a otro.
Si querés ir a otro pueblo, tenés que ir caminando, y a veces puedes caminar hasta dos horas o 3 horas por caminos de montaña.
Hace poco estuvimos, en el pico de un morro, esta a 300 metros de altura, se llama el pico de Urubu y nos encanta, tiene una vista preciosa, a toda la Bahía, el camino es súper angosto y va subiendo subiendo, subiendo bueno el camino, tiene una cuerda, porque es muy empinado, si te tomas de la cuerda al subir te sentís más seguro, y la parte que es el mirador es increíblemente bello, se puede ver toda la Bahía, de la parte de la isla donde vivo es una visual que te invita a sentarte y contemplar por horas la inmensidad de la naturaleza.
Así que generalmente en nuestro tiempo libre, salimos a caminar, vamos a la playa y cuando vamos a la playa vamos a tomar mate, Benicio va con la pelota, jugar, también nos gustan mucho las plantas, le dedicamos mucho tiempo a las plantas, plantar, trasplantar, podar, en la casa hay varios árboles, árboles de cacao, arboles de palta, bananales, una palmera con con cocos, árboles de pitanga, árbol de fruta Conde, árboles de castañas de cajú, un montón de árboles frutales que plantamos, muchos son pequeños todavía, pero los plantamos pensando, en que en algún momento vamos a poder disfrutar de sus de sus frutos.

Puedes escuchar mi historia, contada por mi, en mi canal de YouTube Recetas de Gri
Gracias por llegar al final, ¡hasta la próxima!